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Tanah Rata y Cameron Highlands



Luego de la intensidad de KL, en el sentido más holístico de la palabra, Tanah Rata es un respiro al vértigo y al clima de la ciudad capital.

¿Por qué? Se preguntará Ud, ávido lector y seguidor de mi blog, de mis andanzas, mis viajes, mis preocupaciones y mis deseos más íntimos. Pues porque es una ciudad que, ubicada a 1.440 metros de altura, tiene una temperatura ideal para descansar del calor acumulado, se duerme tapado con frazadita y todo; porque es un pueblo en que se respira paz, donde todo queda cerca, donde hay poca gente en la vereda, y la gente te trata mejor. Si en KL sos un billete de 100dlrs que camina... acá digamos que sos uno de... 10dlrs. Y eso hace la diferencia.

Este pueblo es el punto de partida ideal para pasear por Cameron Highlands, una región donde abundan plantaciones de te, cultivos de frutillas y otras frutas, y donde crece la Rafflesia, la flor más grande del mundo.






Y eso es básicamente todo lo que hice en el pueblo. Tomando un tour de jornada completa, con un costo de 75MYR, pude ver un buen pantallazo de lo que es esta zona.

Primero lo primero, hicimos lo que mucha gente se acerca a ver a esta zona: la Rafflesia. Se encuentra también en zonas de Tailandia, Indonesia, y el borneo Malayo. Luego de 2 horas de caminata en medio de una no tan linda jungla malaya, llegamos a divisar una de las casi 40 flores que tienen registradas en la zona para llevar a los tour.

Nombrada tras Thomas Stanford Raffles, fundador de Singapur y personaje muy reconocido en Malasia, esta flor posee ciertas peculiaridades: puede tener entre 40 centimetros y mas de un metro, dependiendo del ejemplar y del momento en que se la encuentre; puede llegar a pesar más de 10kgs; no tiene ni hojas ni tallo, sólo pétalos enormes; por cada florecimiento, tiene una vida de 7 días, en el cual crece, y va disminuyendo su tamaño, perdiendo el color rojizo que tiene, hasta morir; no se la debe tocar, porque el aceite que sale de nuestra piel le produce manchas a la flor.

Luego de otra hora de bajar la montaña hacia el punto de partida, seguimos camino.

Las plantaciones de te son bastante amigables a la vista, aún más si se las ve en un día soleado, desde un buen lugar panorámico. Fue interesante para mi, gran bebedor de te, en todas sus variedades, formas y sabores, el aprender que la planta es la misma para cualquier variedad, lo único que varía es el proceso.

Y no, la hoja de te, sin ser tratada, no tiene sabor, asi que no tiene sentido alguno probar, como yo si lo hice, unas 10 o 15 hojitas, esperando al menos un after taste o algo. Luego de visitar una planta de producción y empaquetado de te, y tomar un sabroso te local, continuamos el recorrido hacia otro lugar fascinante.

El "mossy forest", un bosque de más de 200 millones de años de antiguedad, es un lugar de ensueño. Ubicado en la cima de un monte, es continuamente atravesado por blancas y densas nubes, que en su paso humedecen todo a su alrededor, generando el musgo que da nombre al bosque. Una inmensa variedad de tonalidades verdes tiñe los árboles, ramas, hojas, el suelo, el aire. Tanto musgo hay en el lugar, que uno no camina sobre tierra, sino sobre un suelo musgoso de hasta 2 metros de profundidad. Así se genera una sensación de desplazarse sobre una suave y plácida alfombra natural.

Y visto todo esto, ya Tanah Rata no tiene mucho más para ofrecer. Hay algunas caminatas por el bosque que se pueden hacer, strawberry farms, butterfly farms, y no mucho más. Pero con lo que vi, es suficiente para que le de el visto bueno en un destino a tener en cuenta, para quien quiere ir a lugares menos visitados por la mayoría.

Asi que de acá en más se avecinaba la dificilisima y muy tensionante toma de decisión: ir a las islas de Penang, Langkawi y Perhentians, en el norte de Malasia, o en vez volver a KL y tomar avión a Indonesia, para no seguir alejandome hacia el norte, con el consiguiente riesgo de que pudiera ser más caro y lejano el vuelo. Luego de horas de batalla mental, de buscar vuelos por internet, hablar con gente, decisiones y arrepentimientos, y un plato hindú en banana leaf, decidí dar marcha atrás, volver a KL, y comprar el vuelo más barato que consiguiera. Claro que lo más fácil hubiera sido comprar el pasaje por internet, pero tuve la suerte y la desgracia  ala la vez, de encontrar a Malindo Air y Lion Air, dos aerolíneas baratas que iban a donde yo quería, Bali, pero cuyo tramite online no funciona con tarjetas internacionales. Si, asi como se lee, en estas empresas sólo se puede hacer compra en la red con tarjeta de Malasia.  Y como la diferencia de plata era muchisima comparada con las que le seguían en precio (AirAsia y Jetstar), decidí comprarlos en una oficina ya en KL.

Y así fue. Volví a la urbe, compré el pasaje a las 14hs de un jueves 12, y salí al día siguiente, luego de 17hs de espera en el aeropuerto.


INFORMACION UTIL:

. No hay una gran cantidad de lugares para alojarse. Yo fui a "Kang Travellers Lodge" recomendado por unos amigos franceses que me hice en KL, y está bastante bien para los 12myr que cuesta. Como otra opción, al descender del colectivo te ofrecen otros lugares, a precios similares y cercanos a la calle principal.

. Hay dos restaurantes hindúes donde realmente recomiendo comer, especialmente el plato de banana leaf, y el que viene con pollo tandoori, arroz y salsas. Ambos muy llenadores, y a 8 y 9 MYR respectivamente.

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Kuala Lumpur, la ciudad de lo monumental



A ver... Kuala Lumpur, o Kei El (KL), como se le llama en la jerga del viajero cool. O Kal El, como lo llamé yo un par de veces, hasta que noté que nadie reconocía el intertexto geek. Qué cosa KL.

Me había preparado para esperarme un Singapur un poco más tercermundista, pero la verdad... nada que ver. Me pintaron cualquier cosa. Resultó ser una ciudad monstruosa, calurosísima, desordeanada y caótica, a la cual recomendaría no dedicarle mas que un par de jornadas -un par como en dos, no varios-. Lo justo y necesario para visitar los dos imperdibles, al menos para mi.

La zona céntrica, ahí donde están todos los edificios altos y el sector bancario-administrativo, ni se compara con la moderna urbanistica y la belleza de los edificios y la iluminación de Singapur. Sólo son destacables, y espero que no lo sea sólo porque su ideador César Pelli y yo compartimos la misma nacionalidad, las "Torres Petronas".





Monumentales y grandiosas, se erigen rodeados de otros edificios, que pequeños y oscuros en su mayoría, se esconden bajo la sombra de ellas, las Petronas. Este nombre proviene de la homónima empresa estatal petrolífera. Con 452 metros de alturo, sólo por 5 años fueron el edificio más grande del mundo, desbanbadas por otro construido en Taipei. Pero sin récord y todo, son algo digno de ver y contemplar por algo más de tiempo que el necesario para sacarse la foto.






De ahí lo mejor es caminar hacia el barrio de Bukit Bintang, escenario de un variopinto espectro de gente, gastronomía y bares. Se puede encontrar desde el típico mercado de comidas, hasta caros hoteles y la zona de moda en cuanto a salida nocturna. Para gastar plata, ir a los bares nocturnos, para ahorrar plata y ver algo un poco más genuino, permanecer en el mercado. Ahi se puede comer de todo... pero recomiendo los satay/skeweres/brochette de pescados, ranas, mariscos, verduras, pollo, carne, y un largo etc. Más caro que la comida "normal", pero vale la pena probar este plato típico.






El otro punto infaltable en la visita a KL es Batu Caves. A una realtivamente corta distancia de la ciudad, 8kms, aproximadamente 30 minutos en tren o colectivo, la monumentalidad se hace presente nuevamente. Detrás de una enorme estatua de 42 metros de altura, y subiendo 272 escalones, encontramos nada más que un templo en una cueva. Y no se trata de un templo antiguo sólo habitable para visitar por turistas, sino de un lugar en que aún se celebran festividades, y millones de hindúes al año asisten para rendir culto.
Plagada de intrépidos y a veces un poco violentos monos, es un lugar para recorrer y admirar.

Hasta ahora, ambas las Batu Caves y las Petronas se pueden hacer en el mismo día. Primero las cuevas a la mañana, y luego, cuando caaaaeeeee la noche, aparece el bravo zorroooo, y ahí a ver las torres.





Yo me quedé 3 noches y 4 días, únicamente porque me gusta viajar relajado, pero para el alma apurada, para esos que quieren ver sólo el pantallazo general, 1 día es aceptable. Peeero luego, obviamente, la ciudad tiene más para ofrecer que unas torres y una estatua en tamaño XXL. Se puede visitar el chinatown, una especie de hormiguero de gente, puestos de ropa trucha, y locales de comida. Hay varias mezquitas dignas de ser visitadas, especialmente la National Mosque o Masjid Negara, y un par de museos cuyo aire acondicionado es digno de ser aprovechado.




Bueno, ahora que releo el párrafo anterior, recuerdo que en realidad pasé 4 noches en KL. Sólo que esta última fue luego de visitar Tanah Rata y Cameron Highlands, en el aeropuerto, antes de partir a donde estoy mientras escribo: Indonesia.

Luego de mi intempestiva decisión de ir a Indonesia en vez de seguir hacia el norte -a relatar luego-, volví cabizbajo, derrotado, a KL. Tan pocas fueron las ganas de hacer una nueva inmersión en el calor agobiante y la turba citadina, que decidí bajarme del colectivo que venía de Tanah Rata en KL Sentral -el Retiro de KL-, comprar el pasaje de avión ahí  mismo, y dirigirme apenas luego de samparme una cheeseburguer en Mac hacia KLIA2, y pasar 17hrs en el aeropuerto antes de mi vuelo. ¿Como fue que terminé volviendo a KL sin siquiera un pasaje de avión hacia el destino que quería visitar? Lo explicaré en detalle en el siguiente posteo.

Sólo comentaré un poco sobre mis largas 17hrs en el aeropuerto de KL. Una vez llegado, junto a Ceci y Jaci, mis nuevas mejores amigas en el viaje, con quienes seguiría compartiendo habitaciones, playas y cervezas hasta Gili Trawangan, tuve que hacer de tripas corazón, y encontrar algo para hacer.

Mi decisión de viajar a Indonesia fue intempestiva y súbita, no así la de dormir en el aeropuerto de esta ciudad, que había leído por internet estaba rankeado como uno de los mejores del mundo para pasar la noche. El tema es que el bien posicionado era KLIA1, no el 2, el de bajo costo. Asi que digamos que luego de 2 capitulos de Game Of Thrones, 1 pelicula, escuchar música, leer, caminar y caminar, comerme un sanguchito comprado previamente porque los  precios ahí son altísimos, ver la inauguración del mundial y el partido de Brasil-Croacia rodeado de locales, sólo dormí una hora y media, tirado en el piso de una sala de estar, con una delgada alfombra, y unos hindúes que hablaban justiiito al lado mío.

Overall no estuvo tan mal. Pero en el momento, el tiempo simplemente no pasaba.


INFORMACION UTIL:

. Hostels en Chinatown hay miles, sólo que son muy dificiles de encontrar, dada la increible polución visual que hay. Complicadisimo encontrar carteles, y arriesgado resultó el preguntar a la gente local, que me mandaba de acá para allá en busca de los hostels que quería encontrar. Por esa razón, recomiendo llegar con unos nombres averiguados y chequeados en mapa que puedan mirar ya en KL.
Y recomendación tonta pero útil. Todos los hostels son subiendo escaleras y siempre hay que sacarse el calzado... asi que si van con zapatillas como yo lo hice, preparense para putear cada vez que entran a uno nuevo; con sandalias, obvio, es todo más simple.
Los mejores hostels (Reggae Mansion, Reggae House -al lado del bar reggae-) estaban full y son un poco más caros. Sino hay otras opciones como Bird Nest 1 y 2, Wheelers (donde yo me quedé por 20MYR), y algunos más, a precios accesibles.

. El Aeropuerto de KL, KLIA o KLIA2 (destinado sólo a aerolíneas Lo Cost), esta a casi 60km del centro. Asi que calcular bien la distancia y el tiempo. De la estación "KL Sentral" parten buses directos a 10MYR o un LRT super rápido de poco más de media hora de duración, a 35MYR. Ambos tienen la opción de ir a cualquiera de los 2 aeropuertos.
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Melaka, cuna de la mutliculturalidad malaya

1 u$s - 3.23 Malaysian Ringgit




Era Melaka no más!

Ese es el nombre apropiado en Malay, el idioma originario de la zona. Malacca es la versión occidental, la nuevita.





Esta ciudad no parece ser un destino típico en el recorrido backpacker en Malasia. Casi ninguno de mis amigos de NZ que pasó por este país me la nombró, no está entre los lugares más nombrados en la terminal de omnibus de Johor Bahru; no se ve mucha gente pululando por la parte turística, pero es una ciudad hermosa. Recomendada fervorosamente por Lawrence, viejo amigo de la packhouse de cherries en Cromwell, decidí que era un buen inicio para la travesía Malaya.

Asi que luego de, a ver, colectivo de línea, MRT, otro colectivo de línea, atravesar la frontera Singapur-Malasia, subir nuevamente al bus, y llegar a la terminal de Johor Bahru, encontramos rápidamente un horario que nos dejara cambiar plata y comer algo (costó MYR10 el trayecto). Esta vez no fue fried rice ni ningún plato chino-hindú... fue MacDonalds. Primer plato occidental, a menos de una semana de comenzar el viaje. Con mucha culpa y malestar ideológico -será eso lo que me cae mal?-, me deglutí la hamburguesa con sus papas.

El 3er mundo nos pega un cachetazo tempranamente en Malasia, haciendonos despertar de que volvimos al 3er mundo, ahora y para siempre (o hasta la próxima WHV): el colectivo tiene un desperfecto, hay que descender y esperar 15 minutos al reemplazo, o pedir el reembolso y cambiar de compañia. Luego de dialogar con Tai, un local, y Shun, un japonés que pensé que era local -aún me cuesta esto de diferenciar(los)-, decidimos esperar al reemplazo. Sabia decisión, resultó ser una versión mejorada, con asientos comodísimos y aire acondicionado funcionando a la perfección.





Una hora después de lo que decía el billete, partimos a las 13.30 hacia Melaka. Dos horas y monedas más tarde, Tai se ofrecía a llevarnos a Chinatown, la parte más turística de la ciudad, en el auto de su suegro. Calles que van, guesthouses que vienen, caminando con un abrasante calor, recalamos en "Jalan Jalan Guesthouse", un muy lindo lugar.

Dado que estoy escribiendo el 18/06, desde Ubud, Indonesia, a casi 2 semanas de estar en Melaka, tengo los recuerdos un poco más difusos que si hubiera escrito esto con anterioridad... pero bue, la vida del viajero es ajetreada! Aún no tuve descanso en una playa, sin hacer nada.

Como decía, Melaka resulta una para obligatoria para quien quiera de disfrutar de rica comida y mucha historia.

¿Qué se puede comer? El "Nyonya Laksa" se lleva el primer puesto: una especie de sopa con leche de coco, muchas especias, noodles, seafood, y picante, mucho picante. Acompañar con cerveza o bebida refrescante que guste. Un manjar. Probé además otros platos típicos como las pineapple tarts, el stay celup, el popiah, el chicken rice ball. Todo muy rico.

Lo que no fue tan rico, pero que es típico típico, es el "Cendol". Básicamente hielo picado, con leche de coco, miel de caña... porotos, maíz, y noodles verdes. Si, todo eso juntito; una explosión de sabores que cualquiera diría que no tienen nada que ver con nada. Y la verdad es que medio que no, no tiene que ver con nada. No derroché nada, chupé la cuchara cuando terminé, pero no lo vuelvo a probar.

¿Qué se puede visitar? Pues bastante. En apenas unas cuadras a la redonda, o un poco más, encontramos varios templos de distintas religiones, sitios arqueológicos, museos, el bello río que atraviesa la ciudad y sobre el cual diversos bares bohemios visten la costanera, y muchos puestos de comida y compras.

Si se considera a Malasia como un país altamente multicultural, y de un increíble respeto interreligioso, Melaka debería ser el epicentro de todo eso. Centro del área marítima "Melaka Straits", fue un punto neurálgico en el comercio de la zona, y por ende, de encuentro de diversas culturas, naciones y religiones. Por aquí supo verse, a lo largo de cientos de años, hindúes, chinos, portugueses, holandeses, ingleses... ¡y ahora un argentino más! Esta cultura que veía desde Singapur, aca se hace notar. Los Peranakan se distinguen por sus rasgos mestizos entre hindúes, chinos y malays, por su peculiar gastronomía, por su vestimenta.

Allá por el 1500 Melaka estaba poblada mayoritariamente por chinos; después vinieron los portugueses e invadieron, y se la quedaron por un par de siglos; ahi vinieron los Holandeses, y matanga dijo la changa, se quedaron con la ciudad; luego estos aquellos la intercambiaron por otros territorios con los ingleses, hasta que en 1949 Melaka volvió a formar parte de Malasia, para así lograr la independencia..

Como para dar cuenta de todo esto, en lo que ahora se llama "Harmony Street" (Calle armonía), podemos encontrar una Mezquita, un templo hinduista, y un templo budista. ¡ Todo en unos 300mts ! Y a apenas unas cuadras de aquí, se puede asistir a misas en inglés, mandarín, malay y tamil, llevadas a cabo en Iglesias Católicas fundadas por los portugueses. Si seguimos caminando, encontraremos la "Porta de Santiago", único vestigio real, sin restaurar, y en pie, de lo que supo ser la muralla portuguesa que rodeaba la ciudad, en protección de posibles ataques foráneos. Cada nueva invasión a la ciudad implicaba tirar abajo lo viejo, y construir lo nuevo, en base a patrones arquitectónicos y urbanísticos propios del nuevo invasor.

Influencia portuguesa: iglesias; gastronomía; cierta arquitectura.
Influencia holandesa: arquitectura típica holandesa, con muchas ventanas y paredes blancas; ordenamiento de la sociedad en calles, según la riqueza de la familia, que dio lugar a calles de ricos, calles de clase media, y calles de pobres; los holandeses cobraban impuestos según el ancho de las casas, por lo cual aún hoy las casas de los locales pueden llegar a tener 100mts de profundidad, pero apenas unos 3 metros de ancho.
Influencia inglesa: el idioma.


La mayoría de esta información la obtuve gracias a una gratis, larga y más que provechosa visita guiada que sale del I Site local, frente al Hard Rock Cafe, tres veces por semana.


Peculiaridades a destacar en melaka:

. Pude conocer el último taller de confección en el mundo de unos zapatos minúsculos  de 7.5cm aprox(Lotus Feet Shop), que ciertas mujeres locales utilizaban por toda su vida, para deformar el pie y así mantenerlo pequeñisimo, como señal de belleza. Tradición originalmente china, afortunadamente prohibida a principios de SXX.

. Del mismo modo que en Bolivia y Perú aprendí sobre ciertos rituales que  incluían quemar objetos de papel-cartón en forma de autos, dinero, casas, etc, en el Taoismo Chino existe algo similar. En el aniversario de la muerte de un ser querido se forma un pequeño altar en el hogar, compuesto de varias figuras de papel que representen las cosas que aquel disfrutaba, y se las quema. Así, tal como en los templos se encienden inciensos para que el humo lleve el rezo a los dioses, se cree que quemar estos objetos hará feliz al difunto a honrar, evitando que este se vengue de su familia.

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Singapur, una diminuta y variopinta Ciudad-Estado

29/05 al 03/06.
6 días, 5 noches.

1 u$s - 1,245 Singapore Dollar



Vuelta al ruedo, vuelta a viajar. A ser un backpacker nuevamente! Ya en el avión se me vio muy concentrado en el viaje, planeando e ideando; de las 11.35hs que duró el viaje, debo haber dormido fácil la mitad del trayecto. Ningún remordimiento. Y se formó tremenda pareja con el singapureño de al lado, fuimos el dúo dinámico de la dormilona; el habrá estado despierto apenas dos horas. Fuimos la envidia del avión.

Llegados a la ciudad-estado de Singapur, se sigue sintiendo que estoy en el 1er mundo; mucha pulcritud, mucho orden, mucho respeto. Una ciudad que rebosa de edificios altos, que acercandose al sector céntrico, se vuelven ejemplos inequívocos de que si juntás plata y buenos arquitectos, podes tener una ciudad con bellisimas construcciones, y una urbanización impecable -al menos a ojos míos... habrá que ver qué dice un arquitecto-. Repleto de espacios verdes, tanto plazas pequeñas como tres enormes jardines botánicos; edificios altísimos con parques con árboles, que conectan distintas torres; mucho espacio para caminar por la calle, producto de diseños arquitectónicos que dejan lugar libre en las plantas bajas, para facilitarle la vida al peatón. No hubo día en que no descubrí un nuevo edificio que me sorprendía y al cual le sacaba fotos para mostrarle a mi hermano el arquitecto. Por otro lado, recién al 3er día vi una casa, en un barrio, algo que llegué a pensar que no existiría, rodeado de tanta monumentalidad.

Y un capitulo a parte merecería el sector hiper turístico compuesto por Marina Bay -un hotel de tres torres, coronado por una plataforma en el piso 57, que se despliega en forma de barco-, The Merlion -una ecléctica escultura de un pez-león-, y una larga hilera de edificions iluminados frente al agua, que juntos dan una bellísima imagen nocturna.

Little India, Chinatown, Isla Sentosa, Botanic Gardens, Gardens by The Bay, todos lugares a los que fui y recomendaría ir.





Más allá de las evidentes diferencias culturales, estéticas, y otras cosas más, volver a Singapur, en cierta manera, se sintió como volver a casa. Hay ruidos, hay olores, hay vida nocturna hasta en un día de semana, hay gente con camisetas de fútbol, hay vida. Me resulta imposible no seguir comparando con NZ, y creo que esa es la razón por la cual aún llegando a un país tan distinto al propio, vuelvo a sentirme un poquito más cerca de "lo mío". Pude salir a comer después de las 9pm sin preocuparme por conseguir algo para comer más que un Pizza Hut o un Mac.

Ya en 5 días comi una gran variedad de comidas orientales, mayoritariamente compuestas de arroz con... algo. En algunos casos supe de que estaba compuesto ese algo, en otros casos... bueno, pues no. Tuve la fortuna de enterarme de un templo budista (gracias al blog Marcando El Polo), "The Buddhist Lodge" (17, Kim Yam Road), que da comida gratis durante el día. Si, gratis; no sólo sin pedir nada a cambio, sino que te invitan, te ayudan, te guían, te explican. Excéntrico esto de comer gratis en un lugar, con un buda de como 10 metros casi al lado. Y luego, las meriendas y cenas las repartí en diversos puestitos de comida, ubicados por lo general en lo que llaman "Hawker Centre", lo que vendría a ser centros de comida. Básicamente son espacios con decenas y decenas de pequeños puestos con diversas ofertas culinarias, china, hindú, arabe, y mucha mezcla. Esta diversidad no es únicamente gastronómica, sino que viene del increíble multiculturalismo que existe principalmente en Singapur, Malasia e Indonesia -esto es lo que se por ahora, lo que aprendí en estos días-.





Tras siglos de invasiones de diversos imperios, de períodos de immigración de distintas regiones, se generó una etnia-cultura-gentilicio (sinceramente no se cómo llamarlo... voy a tener que consultar con mis amigas antropólogas) llamada PERANAKAN. Se puede ser Peranakan de Java, Hokkien, hindú, malayo, y más. Y esta... gente, posee una increíble mezcla cultural, religiosa, y también, como decía, la que más estoy apreciando por el momento, gastronómica.

Indemne como venía mi apreciación culinaria, después de 2 días de que mi estómago soportara estoica y calladamente los continuos embates de currys, picantes y sabores distintos, el 3er día vino a despertarme la realidad de que no soy de acá. Soy apenas un humilde argentino que gustó siempre de estas comidas orientales, pero que debe, ante todo, respetar la furia del picante, la potencia del curry, la ira de esas salsitas gustosas sin-nombre. Digamos que tuve que llevar a cabo un acto de humildad por decirlo así, y volver a comer más livianito, menos variado, con menos picante, más hidratos de carbono, y hoy en Johor Bahru, ya en Malasia, un buen combo de MacDonalds -eso si, no pude evitar ponerle una salsita picante a las papas-.





Me tomó unas jornadas el caer en la cuenta de que ya estoy nuevamente de viaje, haciendo turismo, probando nuevas cosas, disponiendo completamente de mi tiempo, sin pensar en que tengo que trabajar más tarde, al día siguiente, o la otra semana. Ahora es tiempo de disfrutar. ¡Ahora la cuenta de banco no va a hacer mas que bajar!

No tardé en moverme como pez en el agua en el sector céntrico + chinatown, siempre acompañado por mi mapa de turno. El Manchester United y el Barcelona empatan en el primer puesto en cantidad de camisetas que vi que usa la gente. Pero la liga inglesa gana por afano, y luego la española. Y en categoría de selecciones nacionales, creo que viene peleado entre España y Argentina, y luego Alemania. Y resulta muy curioso ver gente local con la casaca de Messi, o la de Argentina, o hasta incluso un botinero argento!!!

Otra peculiaridad que salta a la vista al caminar por las calles, es que una gran mayoría de l@s model@s de publicidad gráfica son... occidentales! Claro que hay también de los locales, pero muchos son de ojos...... redondos? No rasgados? Nuevamente me encuentro en problemas linguisticos, y al estar escribiendo en el cole de Johor Bahru a Malacca (Malasia), no tengo al amigo google para la duda.

En fin. Singapur me ha gustado mas de lo que esperaba. Los backpackers se quedan apenas un par de días normalmente, huyendo de los altos precios, para continuar en otros países mas bondadosos con el bolsillo cocodrilesco de los jóvenes viajeros. Pero pudiendo resolver el tema monetario, me encontré con un país con varias cosas para ver, que amerita quedarse al menos 3 días completos.





¿Como solucioné el tema monetario? No sólo almorzando gratis; volví a hacer uso de Couch Surfing, es decir, dormir en el hogar de alguien, y gratis.

La 4ta y 5ta noche la pasamos en la casa de Wasif. Bah, casa, en realidad dormimos y vivimos en su habitación. Más allá de no estar muy cómodos, nuestro anfitrión tuo muy buena onda y nos tiro info de qué hacer y a donde ir, y nos dio la llave de su hogar sin ningun atisbo de duda. Wasif es del sureste de India, y está hace un año trabajando en Singapur, porque labura mejor y gana más plata. No parece tener muchos amigos aún, se la pasa viendo cricket y tenis o leyendo noticias sobre dichos deportes en la red.

Las primeras 3 noches estuvimos con Eze en la casa de Kuniaki Tokura y Le Rong (nombre chino) o Jennifer (nomnbre occidental); el de Japón, ella de Singapur. Una pareja de excelentes personas, hiper amigables, y buenos anfitriones. Más que peculiar el dato de que fuimos los argentinos numero 148 y 149 en hospedarnos en su casa, y llegando casi a 1500 en el numero de couchsurfers que tuvieron en su hogar. Unos verdaderos ejemplos del espíritu CS. La primer noche estuvimos junto a un sueco y un canadiense que partirían a Kuala Lumpur, uno a seguir viajando, otro a viajar en moto por Sudamerica; y luego tuvimos la habitación para nosotros sólos. Kuni y Jenni son fanas de Argentina, toman mate, y tienen resguardados 14 kilos de yerba, porque antes la compraban de UK, y les costaba 40 dlrs el kilo. Nos convidaron un alfajor y unos cuantos mates. Rarisimo.

Ante mi clásica pregunta de si la salud y la educación son de buena calidad, y si son de acceso público y gratis, Jenni me contó que el Estado se queda con 30 y algo por ciento del sueldo, y básicamente te obliga a ahorrar para que ante la necesidad, pagues por atención médica, para comprar un departamento o auto, para educación propia o de tus hijos. Ante esto, parece que hay un no pequeño número de gente que se queja de que no pueden acceder libremente al dinero ganado, fruto de mucho mucho sudor -hace muchisimo calor en Singapur!!!-. Y a destacar el hecho de que con este procedimiento, el Estado de Singapur actúa como un banco, y por lo que me cuenta Jenni, hace uso de esa plata para re invertir -aparentemente correctamente- en obras públicas u otros gastos requeridos. La gente se queja de esto también, pero por lo que se ve de afuera, Singapur es un país manejado a la perfección en lo económico.

No obstante, socialmente se ven como dos opuestos: por un lado la clase obrera, que vive en edificios no tan lindos pero más que adecuados para vivir dignamente, y que nada tienen que ver con las horrorosas y hacinadísimas viviendas públicas que tenemos en Argentina; y por el otro, la gente más acomodada, que parece ser un gran número de la población, y que se nota apenas llegado al país, que tiene un alto nivel de consumo y superficialidad. No dista mucho probablemente de las clases acomodadas de otros países, pero a la vez es notoria la inmensa pero inmensa cantidad de shoppings que hay. Mucha moda, mucha marca. Desde que estuve en nosequecalle en Paris que no veía tantas marcas top en el mismo lugar. Y si existen, es porque se las consume.





Y es en torno a estos sectores de altas marcas, y de bellas construcciones, donde más occidentales se encuentran. Da la sensación, por cómo se visten, cómo se mueven, cómo hablan, que todo occidental que encontrás en Singapur -no los backpackers obvio-, es de la clase alta. No se encuentran muchos, pero los hay, y generalmente muy bien vestidos, y en zonas paquetas. No debe ser casualidad, seguramente, que el lugar donde más occidentales vimos fue en los Botanic Gardens, un domingo por la tarde,  a donde caimos por azar con Eze, sólo para pasear. Resulta que esa tarde había un recital de jazz gratis y al aire libre, cual rosedal en Buenos Aires.

Hermoso momento aquel, viendo jazz en ese bellisimo parque singapureño, rodeados de una frondosa arboleda, y darte cuenta de que tenés más en común con el chino que te cocina el almuerzo que con la francesa pseudo-Yoko-Ono que en sus espasmódicos movimientos nos contaba lo espectacularmente bello que le había resultado ver polo en Argentina.

En fin... el cole se acerca a la ciudad de Malacca (o Melaka, aún me resta averiguar cual es el nombre apropiado) y quiero disfrutar de la vista.





Adiós Singapur, fue un gusto.
Hola Malasia.



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Asiento 37J. Goodbye New Zealand...

En algún momento entre las 19.18 y las 15.18,
en algún lugar entre Nueva Zelanda y Singapur,
se me da por comenzar a  escribir mi despedida de NZ.

Probablemente ya suba esto al blog estando en Singapur, en la casa de un japonés, que vive en Singapur, y que prometió esperarnos a Eze y a mi con Fernet, Mate, alfajores Havanna y chocolinas. O quizás en algún free wifi que encuentre por ahí.

¿Por qué no escribí algo antes, estando en NZ? Por la misma razón por la que hace meses que apenas subo algo acá; razón que, dicho sea de paso, ni yo la se. Quizás porque NZ me dejó de sorprender, y se detuvieron esas ganas que solía  tener de escribir algo acá. Recuerdo los días del picking de kiwis, allá por abril del 2013, cuando le decía a Manu qué iba a escribir, y nos reíamos a carcajadas... apodos, chistes, etc.

Con el paso del tiempo, me asenté, me apagué; dejé de querer escribir, aún a veces queriendo forzarme a hacerlo, sólo por el hecho de que quiero en años leer estas reflexiones y sorprenderme a mi mismo. Y así transcurrieron los días, y dejé el blog en el olvido.

Quiero culpar a NZ, porque quiero creer que en este viaje que se me avecina, en este nuevo continente que ya logro ver por las ovaladas ventanitas del avión de Jetstar, volveré a maravillarme de la gente, la cultura, la gastronomía, los paisajes. Del viaje.

Y ahí viene mi última reflexión sobre NZ, un país que en 14 meses y 24 días me dio mucho, pero mucho. Y  quiero decir, perdón por la redundancia, mucho. Lo volvería a hacer, una y otra vez, sin ningún arrepentimiento, sin mirar atrás. Volví descubrirme a mi mismo otra vez viajando sólo; pude conocer un número afortunadamente alto de gente admirable e inolvidable de distintas partes del mundo, que me tomaría todo un nuevo y largo viaje el volver a ver y visitar; acumulé experiencias de vida, de las tangibles y las intangibles, que me hicieron muy bien; y mal que me cueste, por ser un aspecto puramente económico y me duele admitir que vine también para esto, logré ahorrar plata para viajar. Y sin embargo, siendo honesto conmigo mismo, estas cosas las podría haber logrado en otro lugar en el mundo. Lo que me dio NZ me lo di yo, y me lo dio la gente que me crucé. ___NZ fue algo así como un meeting point, una intersección de eventos, gente y diversos elementos que se conjugaron allí, como lo podrían haber hecho ene algun otro lugar.

Quiero evitar confusiones, sobre todo para el Anibal que lea esto en años, para que no olvide las maravillosas cosas que pasaron allá (¡qué loco que ya mi "acá" no sea NZ!). En NZ visité lugares paradisíacos, que no fueron pocos; conocí kiwis genuinamente amigables; me dieron ganas de quedarme más tiempo en muchos destinos. Pero sentí siempre que era un país que no tenía demasiado para darme, en terminos de un suelo que me diera comodidad y calidad de vida emocional, que vibrara a una frecuencia similar a la que generan mi cuerpo y mi mente. Será que son, en el fondo, ingleses; será que no agitan en los recitales; será que no tienen pasíón por el futbol y otras argentinidades; será que la gastronomía se acaba en el fish and chips. Todos hipotéticas razones, dado que me cuesta anclar ese "será" en algo que suene sensato.

Lo único sensato, genuino y verdadero, es que el único motivo por el que viviría en NZ sería el económico: lo que realmente diferencia al primer mundo de nosotros los argentinos-latinos, seamos el mundo que seamos. Y ese motivo, más que válido para muchos amigos que dejé en NZ y viven ahí, para mi, ahora y acá, sencillamente no es suficiente.

Y ahora, justamente, me estoy yendo a un nuevo continente, un nuevo mundo. Distinto muy probablemente de todo lo que conozco. Un lugar del que leí y oí que vibra a mil revoluciones por segundo, repleto de gente(s), aromas, sonidos, paisajes, que espero generen esa "sincronía de elementos" de la que hablé previamente en el blog y que es el motivo por el que viajo.

Quiero volver a necesitar sacar fotos a la gente, quiero volver a sentir ganas de escribir. Pero ahora no me va a quedar otra que culparme a mi de lo que pase.

¡ Chau NZ, gracias por todo, nos voy a extrañar !





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Tonga !

Ahora me toca escribir no desde el deck frente al mar, sino cómodamente recostado en una hamaca paraguaya, en el balcón de la casita que ocupo junto a Silvia y Luis.

Ah, si, Silvia y Luis, papá y mamá; vinieron de visita a NZ, y nada mejor que traerlos a una isla de la Polinesia!

Ellos leen en su cama, yo tomo cerveza "Popao" y escucho música. Y una noche después, aún no logro controlar el tiempo.

En fin. Tonga. Si, Tonga, un país que hasta que viví en Kerikeri con mucha gente de acá, apenas conocía su nombre y su ubicación geográfica.

Resulta que Tonga, acá en lo que parece en medio de la nada, cerca de otros pequeños países como Samoa, Fiji, Kiribati, Vanuatu, tiene muchas cosas peculiares.

Lo primero que supe de este país -hogar de una de las culturas más alegres, joviales, y amigables que he conocido-, es paradójicamente a decir malas palabras.

. Mataelo. Cara fea.
. Matauzi. Puto.
. Fingota fefeo. mmm capaz google tiene la respuesta, asi el blog no se vuelve prohibido para menores.

Prontamente, told off por el supervisor de los isleños en el hostel de Kerikeri, pasaron a enseñar otras frases o palabras útiles.

. Talabou. Beautiful.
. Gino Lelei. Nice body.

De ahí en más, ir al Macdonalds todos los martes con Tali, Sione y Liwaki, junto a los argentos de turno, se volvió una grata rutina semanal, donde se repetía el ofrecimiento de comida por parte de nuestros nuevos amigos.

Y ahora, casi un año después de este inicio de mi relación con Tonga, me encuentro en Vavau, la 2da mayor isla de esta nación. Hogar de Tali, mi muy mejor amigo tongoleño, a quien justamente hoy, 17 de marzo, me encontré por la calle.

Allá en NZ el me dibujó este mapa, para que por si yo alguna vez fuera a su país natal, lo pudiera encontrar, o lograra ver donde el vivía.

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Y finalmente vine. Y casualmente, hoy me lo encontré en la calle, en el centro de Vavau: Neiafu. Mañana, después de bucear, probablemente vaya en Kayak a su aldea, a visitarlo, a conocer a su familia, luego de que me invitara incluso a dormir en su hogar. [No, finalmente no fui... el mar estaba muy picado y peligraba la vuelta]

Curiosa esta, la gente de Tonga. Grandes y temibles como lucen, resulta que se ríen en falsete, te saludan al pasar, cantan como los dioses, y como decía, son gente que da placer conocer.

Este país, compuesto por 170 y algo de islas, habitado por apenas 106.000 personas, posee ciertas curiosidades. A saber:

. Unico país de la Polinesia en nunca haber sido conquistado o colonizado, ever. Razón de burla a los Samoanos y Fijianos, eternos pero amigables rivales de aquí.

. Actividad imperdible: ir un domingo a la iglesia. Cualquier iglesia, porque acá, como si se tratara de Italia quizás, hay iglesias por doquier. Mormones, adventistas, católicos, cristianos, testigos de jehová... todo eso pudimos divisar en apenas unas caminatas por la aldea UNGUTAKU.

. Tonga, pero especialmente Vavau, posee uno de los arrecifes de coral mejor protejidos del mundo.

. Aquí, en temporada, es legal y posible nadar con ballenas... lástima que es de junio a septiembre.

. No son pocos los hombres vestidos de mujer que me he cruzado en estos días. Acá la homosexualidad es vista igual que la heterosexualidad.

. El ritual de Kava. Esta es una raíz muy popular en esta zona, que utilizada como infusión, tiene efecto relajante. Probé un poco en la casa de una familia, y no me hizo nada, asumo por haber consumido baja cantidad.

. Es el primer país del mundo en ver el sol -aparentemente junto a Kiribati, con quien hay una pugna constante por quién ve el sol primero en cada nuevo día-. Digamos, el último meridiano se ubica apenas al este de aquí. De hecho, si uno vuela de acá a Samoa, se encontraría en el mismo horario... sólo que del día anterior!

. Compuesto por 170__ islas, de las cuales __ están deshabitadas.

. Muchos campos de cosecha, observé, no se encuentran delimitados. Por lo que vi, leí, y escuché en boca de gente local, la propiedad es algo, como decirlo, flexible y variable.

. Las campanas de las iglesias suenan, literalmente, a cada rato y en cualquier momento. Dicen que como acá la gente es tan pero tan religiosa, y a la vez tan pero tan descontracturada, que no tienen relojes. Razón suficiente para que las campanas suenen, por primera vez en el día, a las 4.30am. Lo bueno es que si no te despertaste con eso, muy probablemente uno de los 3 gallos que debe haber promedio por casa te va a despertar. Y sino, como último recurso, siempre está el calor, o los mosquitos, o mi viejo haciendose un café temprano por la mañana, pero sonando como si estuviera jugando al basket en la bacha de la cocina con  cubiertos de metal.



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