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CosasQuePasan - El Trunco Manifiesto del Viajero sin Rumbo

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Viajar es conocer(se), es aprender y comprender; viajar puede y debe ser un camino de introspección,  autoconocimiento, de descubrimiento y aceptamiento de las virtudes y falencias de uno.

Cuando se renuncia a la rutina y lo cotidiano de la vida que se deja atrás, el desanclaje se vuelve moneda corriente; lo anormal se torna normal: encontrar nuevos lugares, personas, nuevas costumbres y manifestaciones culturales. Día a día, todos los días; y cada uno de ellos acaba siendo una revelación.

Ahora me espera una larga travesía, un extenso camino por recorrer. 

Soy un viajero sin ataduras, sin rumbo. Con algunos ahorros, pero muchos más deseos de aventuras, le he dado la espalda a mi tierra, y con ello, dejado de lado familia, amig@s, y muchas de sus costumbres y tradiciones. 

Así, puedo -pero aún mas deseo- dejar algunas argentinidades de lado: el fernet, el dulce de leche, el asado, y por qué no también, el... mate. El vano intento de prescindir de esas tradiciones no es más que un ensayo de libertad y desarraigo autoinducido, estoicismo de un viajero.

Y a este viajero, con toda la humildad, con una mano en el corazón, y la otra en el teclado, la fachada le duró 4 meses y pico. La nostalgia lo pudo. 

El manifiesto era puro verso, los burdos e inocentes silogismos pseudo poéticos fueron derrumbados por un termo y una bombilla... Porque viajar, también, es tomar mate; y en este caso, la frase "tomar mate" es metáfora de muchas cosas: conocerse, aprender, etcéteraetcétera, pero sin cometer el estúpido error de olvidarse de las cosas que a uno lo hacen uno.

Porque ahora comienzo estos "días reveladores" con el argentinismo que tengo y siempre voy a tener; con un mate de plástico extraído de las free stuff del Base Hostel de Auckland; yerba de Matias que se fue a Asia;  un termo que me dejaron Ari y Tincho antes de partir, y una bombilla que me dolió 25dlrs.






¿Cuál es la moraleja entonces?

A vos, pebete, que crees que vas a poder viajar por nosedonde,
traete al menos la bombilla. 



Y así concluye "El Trunco Manifiesto del Viajero sin Rumbo".

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